Por Roberto Miguel Torres Barbán (Especial para EL click del campesino)
¿Qué relación o relaciones existen entre el sexo y el periodismo? ¿Acaso te lo has preguntado? Nunca habías pensado en eso. Ahora: ¿Qué sientes cuando usas condón en una relación? Solo hace falta haberlo probado para saber que el sexo con preservativo no es igual a cuando se “hace al pelo”.
El uso del gorrito tiene sus ventajas, te proteges de las ITS, de embarazos no deseados, y sobre todo te sientes más seguro, no me imagino el instante del sexo, pensando: esta persona podría contagiarme…podría contagiarme… podría contagiarme …uhmmmm…¿dónde se pone la concentración?; todo un atentado contra el disfrute sexual.
Pero resulta que las fortalezas del preservativo son sus propias debilidades, no te proteges, pero no disfrutas plenamente, te sientes menos libre, y por supuesto con preservativo jamás tienes hijos, en caso de los que lo uses siempre por temor a quedar infectado.
Algo parecido a lo que siento cuando uso preservativo en una relación me sucede cuando escribo; lo que antes fue placer, disfrute, devoción hoy es encuadre, fórmula, receta, obligación.
Así me sucede cuando aún a falta de experiencia en el periodismo, de conocimiento y de mucho camino por recorrer tengo esta conocida sensación, lo mismo que con el amor, pero es ahora el periodismo el que hago con preservativo.
Solo seis meses he necesitado para sentir estas irresistibles ganas de quitarme el gorrito, y escribir…más allá o acá del “free lance” -que me resisto a creer exista- más allá del cast, las reglas y los editores escribo, con la inmensa necesidad de cambiar mi espacio, el más cercano, el que puedo, porque me resisto a que todo quede estático, imperfecto, no me conformo con ser un inconforme, vamos a ver cuanto me dura, espero que toda la juventud y que esta a su vez, sea toda la vida. Allá vamos:
Parte 1: Los inicios
Algunos años atrás leí que escribir es hacer el amor con las palabras ¿será verdad? Hace mucho más tiempo quise ser periodista, y después, ya en la universidad, un poco más cerca de esos sueños, cuando comencé a disfrutar del placer del lápiz o del teclado, comprendí la veracidad de aquella afirmación.
Pero hoy no escribo porque quiero sino porque “tengo”, debido quizás al ejercicio diario de la profesión –en la justificación salario del mes: sustento de unos días-, me cuestiono por los sentimientos que me mueven a hacerlo.
Recuerdo con nostalgia el placer común que aquellos pichones de periodista sentíamos al redactar desde las aulas universitarias, el artículo para el periódico o el chismógrafo de la facultad, aquella hoja escrita en los mismos turnos de clase y que servía de publicación no importaba si era para nosotros mismos y el público era reducido, no importaba cuando todo se hacía por el simple placer de escribir.
Escribía lo que pensábamos y pensábamos lo que sentíamos y al final la única atadura al emborronar cuartillas o el Word éramos nosotros mismos, hoy cunado los tiempos y la universidad solo son motivo de nostalgia y las responsabilidades pesan sobre nuestras espaladas todo cambia.
De pronto, al graduarme, no sé si es que he madurado demasiado rápido o que he chocado con una mayor velocidad con la realidad de la profesión pero siento al escribir lo mismo que siento cuando hago el amor con preservativo, pero no sé para que lo uso si al final ya me he contagiado con la moda de la protección, si lo hago con el amor, entonces me pregunto porque al escribir también uso condón.
Vaya la modernidad de hacer este periodismo con condón, que me ha causado en época tan temprana un síndrome de impotencia- anorgasmia al escribir que me impide sentir como antes y moverme también –periodísticamente hablando.
Vaya, este cansancio de amanecer profesional que me obliga a pensar, a sufrir, a vivir que me impide dormir, y cansa estas dos únicas neuronas, de tanto choque y producción de energía.
2 parte: Muchas preguntas: pocas respuestas
Pregunta (P): ¿Qué es hacer periodismo con preservativo?
Respuesta ®. Lo mismo que hacer el amor con-condón
P: ¿Cómo en el sexo te atreves a quitarte el preservativo en el periodismo?
R: Eso quisiera, eso quiero, ahora depende cómo, por qué y para qué.
P: ¿Qué significaría quitarle el preservativo al periodismo?
R: It ´ MEANS be myself, and write, think and do journalism. ¿Inconforme? Sí, claro, el día en qué no lo esté me retiro, pero decidido a hacer, a vivir, a luchar, inconforme con el cómo sobre todo, mucho más que con q´.
P: ¿Significa defender otras ideas y valores o cambiar lo que nunca, estoy convencido, debería ser cambiado? ¿ Acaso implica ser menos conscientes, comprometidos, integrados? ¿O sería escribir para una de-generación X o Y, o cualquier otro que pague por mentir, destruir y no por sentir o construir.
R: No, eso no sería hacer un periodismo diferente, eso sería sumarse al mismo periodismo que hacen “los grandes” sí, claro los grandes manipuladores, además, no podría sumarme porque no lo comprendo, así no lo siento, no quiero y porque no me da la gana.
P: Hacer un periodismo sin preservativo ¿SERÍA…?
R: SER más inteligente, más atrevido, más efectivo, sería pensar en lo que quiero lograr y no en lo que debo hacer, enfocarme en la calidad de lo que hago para cumplir mis objetivos y no solo en que debo cumplirlos. Sería no improvisar, cumplir sin abrirme a lo posible, a abrirme al mundo y explotar mis razones –que son la razón- de manera atractiva, logrando que mis receptores sientan al leerme el mismo placer que yo sentí al escribir.
Hacer un periodismo sin preservativo jamás sería decir cualquier cosa, sería decir lo correcto a mi manera, creativamente, con inteligencia, ironía, sarcasmo, humorísticamente o mediante cualquier recurso que surta efecto porque guste y no porque sea la única alternativa.
P: ¿Qué te hace falta? 15 centavos o un peso?
R: Tener la oportunidad de hacer un periodismo diferente, escribir como joven que soy y no como si tuviese medio siglo, lo haría si me regodeara de gente que quiere escribir, hablar, visionar en el siglo XXI y en constante lucha con una desleal competencia, con menos poder, o con el único poder que da la razón, con menos recursos o con los únicos recursos que dan el talento, la inteligencia, la creación y las oportunidades de crear.
Un periodismo diferente es el que dice esto comunica mejor, o pudiera comunicar más de esta manera y no el que diría “con este siempre hemos comunicado y por eso lo seguiremos haciendo así”, un periodismo distinto que se piensa como un todo y busca la mejor foto que sustituye palabras, la infografía acertada, esa que convoca al disfrute de su consumo, al artículo que se presenta solo precedido de la búsqueda, el pensamiento abierto y reflexivo y no precedido, por ese dedo que señala sin distinguir que el alba y el ocaso apenas se diferencian.
P: ¿Estás, están preparados?
R: Más allá de preguntas y respuestas podríamos conversar mil y una noches. Solo te digo algo, hay que correr riesgos, hay que abrirse, y hablar, debatir y escuchar, hay que motivar y hacer pensar, tenemos que abrir nuestra mente y por una vez quitarnos el preservativo, riesgos se correrán, sí muchos, pero de lo contrario nunca se demostrará tu fertilidad, de lo contrario nunca tendrás descendencia, nunca disfrutarás, la vida es de riesgo y de confiar, siempre de confiar, si no confías en tu compañía, jamás podrás quitarte el gorro, pero deja vivir y deja disfrutar, déjame hacer el amor que es el periodismo y déjame quitarme el preservativo. Y si quieres no me dejes que yo mismo, mientras pueda, me lo voy a quitar. Yo no soy el contrario, yo soy tu queriendo ser mejor, más libre, más útil y eficaz en lo que hago, yo soy tu…sin preservativo.