Prometí a una amiga, quizás la más linda de todas, escribir algo de esta experiencia. El dúo Buena Fé animó la peña “Atrapando Espacios” de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana (FCOM). Sí, ese mismo Buena Fé, el grupo más seguido por los jóvenes cubanos. Es una lástima que otros compromisos profesionales me hayan quitado la inmediatez propia del arte periodístico, pero aquí les van mis letra-imágenes.
El último jueves enristré las ganas de universitario y me dejé llevar hasta un espacio diminuto que unas veces hace de portal y otras de cafetería, o las dos funciones al mismo tiempo. Precisamente allí, donde un mural del Grupo Camaleón asaltó una pared con trazos ilegibles para mí o muy comprensibles para muchos, se reunieron un mar de jóvenes apretujados, ansiosos de reflexionar, de interactuar, de ser parte.
Israel y Yoel fueron más de lo que esperaba la mayoría de los asistentes. Resumo: el audio que sacrificadamente buscaron los chicos de FCOM no fue suficiente ni para empezar. El tumulto, la bulla fueron más que aquellas dos bocinitas, y repito: ¡Dignas bocinitas! Ante esta situación, el líder del grupo explicó que así era imposible, y preguntó: ¿Me esperan una hora?
Y así fue, pasaron 60 minutos entre intentos de suspensión, incomprensiones de más, revoltura, oídos sordos, ¿abuso de poder?, y como si nada aparecieron dos superbocinas, micrófonos que parecían juguetes, cables que pasaron de mano en mano, y los cantantes, víctimas también de empujones, caricias y apretones. “Estos son algunos tarequitos que hemos ido comprando con el dinerito que ganamos”, dijo Israel, minutos antes de regresar a las aulas, a su terruño guantanamero, a las peñas en las que surgieron sus canciones, con la misma pasión desenfrenada de los años menos y los sueños más.
Así fueron las cosas, Buena Fé cantó junto a todos los presentes, canciones ya casi olvidadas en la memoria discográfica. ♪♪♪♪ No juegues con mi soledad ♪♪♪♪ ¿Recuerdan?
Si algo emocionó – al menos a quien escribe- fue disfrutar a Israel dando consejos, dialogando con una generación con otras aspiraciones y otra forma de ver la vida. El director del dúo leyó los papelitos que llegaban del público, jaraneó como buen cubano, flirteó con la belleza reunida ante sus ojos, en una noche mágica. “La Universidad no es una escuela, es un estado del alma”, aseguró ante el aplauso cómplice, agradecido. También compartió las historias de cada canción, esas que a veces nunca se saben, quizás para que uno mismo tenga la libertar de ajustarla a su realidad. Pero en este caso, me encantó oír al grupo hablar de política migratoria, economía, capitalismo, y muchos de los temas que abofetean nuestra cotidianidad. “Viajar es un mito, en cada rincón hemos encontrado a cubanos locos por volver, que sueñan con Cuba”, realidad indiscutible. De esa peña salí mucho más cubano. Por eso agradezco sinceramente
Cada país tiene sus secretos Unos mas rectos otros en círculos Los que merecen dormir en respeto Los que merecen morir por ridículos Pero también tienen sus peligros Los nativos los errantes Los que si dejan crecer les revientan Los que ni "aducen" los que se inventan Cada país lava sus errores A veces horrores Con hombres que siempre saben contestar Que harías tú en mi lugar (fragmento del tema Cada País del disco Catalejo)
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